lunes, 29 de abril de 2013


Antes de explicaros como fue el Registro de Puzzle me gustaría dar un pequeño salto hacia delante de únicamente unas cuantas entradas, y otro día retomaré el tema que dejé a medias la semana pasada.

Resulta que desde el viernes están sucediendo cosas muy, muy buenas entorno a Puzzle, y ello me ha obligado a acelerar el proceso de la creación de la portada definitiva. Como ya os expliqué el pasado jueves, no soy una especialista en el tema de diseño (suspendería hasta en el juego de críos de diseña tu moda), pero me he propuesto hacerla personalmente sí, o sí, y en cabezonería os aseguro que tengo matrícula de honor.

La cuestión es que a día de hoy he creado tantas portadas que no se cual elegir.

Empecé usando el corazón de papá como base pero me volvió a acechar la incertidumbre de estar creando una portada que invitara únicamente a los lectores de género romántico, así que mis dudas me obligaron a ir variando hasta hacer diseños más plurales y totalmente diferentes entre sí.

Aunque por supuesto todos ellos tienen una relación intrínseca con la trama de la novela, no sé por cual decantarme y aquí es donde entráis vosotr@s.

¿Os gustaría ayudarme a escoger la portada de Puzzle?

Tanto si lo hacéis como si no, ¡os doy las gracias!













jueves, 25 de abril de 2013


Retomemos el hilo del día de ayer, el registro de Puzzle.

Una vez superado el momento de desconcierto por no haber caído en algo tan simple como el hecho de que necesitaría una portada para Puzzle, aconteció otro instante igual de absurdo: la aceptación de que no tenía ni idea de cómo hacerla.

Valoré la opción de la creatividad personal pero para seros sinceros, mi hijo de tres años dibuja mejor que yo así que quedó descartada casi antes de planteármela. Por supuesto, siempre existe un plan B y el mío era investigar en internet y encontrar ideas para crearme una presentación decente, descargando una fotografía gratuita por la que no me pidieran luego derechos de autor… ¿pilláis la ironía?
Total que con el poco tiempo que disponía para hacer el proyecto y con las muchas ganas de ir a registrar, se me ocurrió un plan C: papá.

Sí, habéis leído bien, he escrito papá. Ya que una tiene la suerte de tener un padre que dibuja bien y encima está jubilado, ¿por qué no aprovecharla? Total, ya lo hacía en el instituto con las dichosas clases de dibujo lineal y nadie se enteró nunca… Hasta ahora, claro.

Decidido. Iría a ver a mi padre y le pediría el favor. Así pues a los pocos días subí a casa de mis padres y le comenté mi problemática. En menos que canta un gallo salió disparado de la cocina y en seguida regresó con sus herramientas de dibujo bajo el brazo. Nos sentamos todos a la mesa: mi padre, mi hijo, mi sobrina mayor y yo, mientras mi madre hacía unos cafés para despejar la mente. Le expliqué una idea que se me había ocurrido para la portada y todos, incluidos los niños, hicimos unos cuantos bocetos.

Es una experiencia indescriptible ver como a veces una cosa tan simple, puede unir tanto a una familia.

Poco tiempo después empezaron a aparecer mis hermanos, cuñadas y demás sobrinos por lo que guardamos los lápices de dibujo con la promesa de que en cuanto estuviera listo, él me lo haría llegar.
A los tres días me trajo a casa el dibujo que yo le había pedido y como siempre, perfecto. Seguramente no sea la portada definitiva para Puzzle, ya que el dibujo puede dar tendencia a confusión de género narrativo (mi manuscrito es una novela juvenil con trama familiar e intensas persecuciones policiales), pero para mí ese corazón siempre será la portada de mi primera novela y con la que muy orgullosa, pude llevar por fin a registrar.

Pero de lo que ocurrió en la Calle Muntaner os hablaré en otro momento.

miércoles, 24 de abril de 2013


Dicen que lo prometido es deuda y ya que a mí no me gusta deber nada, paso a contaros mi odisea personal sobre la publicación de Puzzle, mi primera novela.

Partamos de la base de que yo ya tenía la novela escrita, revisada y vuelta a revisarla unas diez veces más después de la primera revisión. ¿Qué había de hacer entonces? Pues sencillamente registrarla.

No es que yo crea que la vecina de al lado fuese a venir a casa con la excusa de pedir azúcar y ella aprovechara mi viaje a la cocina para copiarme la novela, o que pensara que cientos de espías internautas estarían a la espera de que les colgara el primer capítulo de Puzzle en el blog, para copiarme entonces la idea y hacerse de oro vendiendo ejemplares (me equivocaría de negocio si pensara que me voy a hacer de oro escribiendo), pero nunca se sabe en manos de quien va a ir a parar cuando la mueves tanto por ese océano que es internet. Para lo bueno y para lo malo, mi novela es mía. Mal comparado sería algo así como un hijo del cual yo soy la responsable si rompe algo.

Como una no vive precisamente al lado del Registro de la Propiedad Intelectual (C/ Muntaner, 221 de Barcelona), entré en su web y descargué los formularios que necesitaba entregar junto con el manuscrito: 

Leí bien todo lo que necesitaba, cumplimenté la documentación, hice incluso la fotocopia del DNI como especificaba en la letra pequeña y justo cuando estaba a punto de mandar a la copistería que me hiciera una copia del manuscrito, me di cuenta de que mi novela no tenía una triste portada. 

Podéis imaginaros la cara que se me quedó…

martes, 23 de abril de 2013


Creo que lo educado sería presentarme primero para que de esa forma, todos aquellos que no me conozcáis, aun a pesar de saber mi nombre, sepáis a quien estás leyendo.

Nacida en la generación del 75, mi nombre es Susana Martínez y soy contable de profesión, mamá por vocación, esposa por amor y me encanta escribir.

Desde bien pequeña me gustaba coger el bolígrafo y un trozo de papel donde poder escribir todo aquello que no me atrevía, o que no quería decir en persona. Con el tiempo y sobre todo con las cargas que una misma va acumulando por el camino de la vida fui desplazando esa costumbre, dejando mis herramientas de evasión guardadas en un cajón, bajo la etiqueta de «no abrir hasta no disponer de tiempo».

Allá por el 2006 comencé junto a mi marido la aventura más maravillosa del universo: decidí ser mamá. Pero la vida está llena de sorpresas y tuve que atravesar medio mundo y esperar media docena de años más para conseguirlo.

La escritura de mi primer blog: http://susanibry.blogspot.com.es/ , me ayudó a no perder la cordura ni las ilusiones y a pisar el suelo con fuerza, afianzando las decisiones tomadas y fortaleciendo la valentía, a veces debilitada.

Aquí es cuando nos acercamos al principio de la historia… La decisión de escribir la primera novela.

Fue la creación de ese blog junto al apoyo incondicional de mi marido y de mí cuñada Inés, lo que me impulsó hace dos años a retomar el bolígrafo o mejor dicho, a usar el ordenador como algo más que una herramienta para cálculos numéricos, o de diario de nuestro proceso adoptivo.

Y así comencé a crear Puzzle, una novela juvenil cargada de acción, de secretos familiares y de miedos ocultos que salen a la luz trastocándole la vida a la protagonista de la historia.

De la misma manera que me la trastocó a mí cuando una vez terminada la novela, descubrí el arduo trabajo que me esperaba tras esa palabra: Fin.

Dicen que si hay algo más difícil que escribir una novela es que la lean, pero yo discrepo. Para mí lo más difícil es que te la publiquen.

Seamos realistas. Una vez has escrito tu primera novela, que no es poco, la envías a tus amigos y familiares a los que a veces parece que tengas que pagarles para que la lean pero que al final lo hacen y entonces empiezas a recibir un sinfín de consejos y recomendaciones de uso, que te hace plantearte porqué has tenido la brillante idea de enviarle la novela a depende quien… Pero eso es otra historia.
Sea como sea ya has conseguido que alguien la lea, ¿no?, aunque sigues sin conseguir como publicarla o auto publicarla, y darla a conocer al mundo exterior (el mundo visto más allá de los lazos familiares y conocidos).

Pues esa es mi historia…